Generalidades sobre la verosimilitud y el lenguaje de los sueños


 

La función principal de los sueños es intentar restablecer nuestro equilibrio psicológico.

                                                Carl Gustav Jung

     Henry Tovar

Conforme a la teoría evolucionista todo lo existente en la naturaleza cumpliría una función armonizadora de la vida. Los sueños, de modo regular, también la cumplirían. Ellos se corresponden con una función psíquica natural, enlazada con la vida trascendente. Reflejan, contrastan y alumbran, cual linterna, el acaecer previsible o posible del soñante: conflictos, afectos, dudas, aspiraciones, temores y no sólo deseos. Paradójicamente, es notoria la escasa importancia atribuida a los sueños. La generalidad de las personas del mundo civilizado, de modo habitual, los ignoran. Salvo cuando emerge alguna fantasía intensa, percibida, con alguna racionalidad, como prometedora o amenazante.

Muchas personas dicen no soñar. De modo contrario, se coincide en la inseguridad o la rareza de tal afirmación. La mayor parte de las veces se trataría de la ausencia de recuerdos por la escasa intensidad energética de las imágenes. De ser cierta la ausencia de sueños, cabría suponer una grande ausencia de conflictos en el soñador. Un ostensible equilibrio. Ausencia de juicios y prejuicios. Se podría conjeturar, además, sobre una absoluta y confiable certidumbre de su razón. En síntesis, pareciera suponer un permanente y sosegado equilibrio de pensamientos y actos.

Conforme se sabe, los sueños, a través de una actividad inconsciente, cumplen de modo regular una función esencialmente compensatoria de la actitud consciente y de las capacidades de la conciencia. Entiéndase la actividad o la actitud consciente como, todo pensamiento y todo acto derivado de las premisas de un juicio del cual proceden diversas manifestaciones, referidas a la certidumbre y rigor, cordura, rectitud, veracidad, justicia, intuición, proporción y moralidad de los pensamientos. Contrastarían con la escasa ecuanimidad, la ligereza y la probidad de palabras y acciones, poco razonables. Los sueños constituyen, por consecuencia, un espejo crítico de nuestros pensamientos, palabras y actos, conscientes o aún desprevenidos. No sería la única función. Tal vez la más importante. También cumplirían una función prospectiva del devenir. Por consecuencia, sería un modo de la psique para mostrar realidades en curso. En movimiento. Y, por tanto, situaciones cambiantes, como veremos.

Congruente con la unánime coincidencia de las corrientes de la Psicología Profunda, representadas por Sigmund Freud, Carl Jung y Alfred Adler, los sueños cumplirían funciones compensatorias y prospectivas. De modo excepcional, las mentadas premonitorias, como parte de las segundas. La primera función no se cumpliría sin el concurso de las conocidas capacidades perceptivas del individuo. De modo distinto a los sueños compensatorios, los prospectivos estarían favorecidos por formas desconocidas de percepción extrasensorial, cuyos productos, en el primero y el segundo caso, se ordenarían por medios diferentes al tamiz de la consciencia.

Los productos del inconsciente se presentan en un lenguaje diverso de imágenes, emociones y sentimientos provenientes de la psique, entendida esta como la totalidad de los procesos espirituales. A los niveles profundos de la psique o del alma, se sabe, no accedemos de modo voluntario. Con estas apreciaciones se verificaría una realidad perceptiva constituida por actos conscientes e inconscientes. 

La información utilizada por el individuo para desplegar su vida cotidiana, emana de procesos conscientes. A la par, son conocidas motivaciones inconscientes en el hacer y el pensar de los seres humanos. El individuo actúa no sólo por influjo de la razón, sino también por consecuencia de impulsos, emociones y sentimientos de carácter involuntario. Conviven pues en el hombre, lo consciente y lo inconsciente, sin tener éste plena conciencia de su normal desdoblamiento en la vigilia, no así durante el sueño. El carácter compensatorio de los sueños no siempre es evidente para quienes por ellos se interesan. La carga emotiva emergente durante el sueño pudiere constituir una ocasión para diferenciarlos.

Poco se puede especular sobre las emociones; sobre sus capacidades, autonomía o inteligencia para reconocer y contrastar en ellas una verdad desestructurable en compartidos juicios. La emoción es afirmación ideletrea de lo que es. El espíritu santo es (quienes lo han experimentado pueden ofrecer su testimonio). Yo soy. La vida es. La felicidad o la amargura son. Cada una por sus cauces. Sin razones. Sin dogmas. La emoción actúa como acorde de la imagen y forma parte de ella. En los sueños es verificable el predominio del lenguaje de las emociones. Cuando los actos se sustentan en la mera emoción, se potencian las condiciones para la emergencia de un lenguaje emocional de convicciones, traducible ni similar ni comparable, alternativo, diríamos, al lenguaje de la razón, al lenguaje geométrico y parcelado de loas palabras. Cuando inadecuadas decisiones o acciones del individuo, contrastan con valores, emociones, deseos o con cierta racionalidad, emergen desde lo inconsciente, imágenes sutiles o estrafalarias, a modo de unidades significantes para propiciar la reflexión. No sólo para advertir o evidenciar una percepción distinta de la realidad; pueden emerger para descubrirla o para exaltarla, dentro de una eufonía convincente del espíritu. Las imágenes de los sueños matizan, sugieren posibilidades, advierten sobre determinados hechos, sentimientos, personajes, ambientes o circunstancias, cuyos contrastantes y posibles significados, la persona debe considerar. Analicemos el siguiente ejemplo.

Un hombre ha decidido endeudarse para satisfacer falsas necesidades, a pesar de sus limitaciones dinerarias. Para cumplir su propósito, la persona ha preferido evitar todo pensamiento inhibidor de su deseo o toda reflexión contraria a los principios de moderación heredados de sus padres. El individuo ha elegido sobrevalorar las posibilidades de éxito e ignorar toda posibilidad de fracaso, aunque las cuentas no se ajusten con la realidad. Su decisión está sustentada en un presunto valor de oportunidad de un negocio y en cierta emoción desproporcionada. Al filo día o en la noche de la emoción, emerge un sueño en el cual el soñador se ve compartiendo en un lugar amplio con determinadas personas adineradas. Le presentan a don fulano y a don zutano, a su vez se presenta con su nombre y se pregunta a si mismo quién es él ¡Ah!, soy fulano y trabajo para don mengano (le recuerdan su mera condición de empleado). En sucesión de hechos se percata de contra modelos y antivalores. Las personas con quienes comparte comienzan a relajar su previa y recatada conducta. Se percata de la impostura de los invitados, Comienza un irreverente bochinche, consistente en el lanzamiento de pelotitas de papel. Campanean vasos de licor. Percibe y escucha risas. Siente vergüenza por estar en un lugar poco decente, por estar en un lugar el cual se recrean las bajas pasiones. Se asombra de que una mujer comienza a desnudarse y a ofrecer un espectáculo. Acto seguido, la misma mujer con escasa ropa interior y con una bata transparente de dormir, se apresura y sube por las paredes con la habilidad de una mujer araña para cerrar ventanas con el propósito de evitar que los clientes se vayan sin pagar. Solicita su ayuda para cerrarlas y con ello se entera de su condición de celestino de la mujer y socio del espectáculo. Simultáneamente se entera de ser uno de tres clientes presentes, quienes se encuentran en el límite de su endeudamiento. Se entera de la presencia de su hija, una menor presente en ese lugar. Siente vergüenza por el mal ejemplo, cual su parecer está mostrando. Acto seguido, aparece su padre con herramientas de trabajo. Los tales utensilios paréceles propios. Contrariamente, conforme admite o supone, pertenecen a su padre. Ahora, unas palabras de su madre ausente, le recuerdan su oficio y la condición social de su padre y de su propio origen.

Contextualización o interpretación del sueño.

El sueño señalado revela un sueño de tipo compensatorio. Fantasía en la cual lo inconsciente ha emergido para indicar normas personales incumplidas, advertencias, recuerdos solapados, pautas propias de vida y principios familiares ignorados por el individuo, involuntariamente, para embarcarse en una decisión peligrosa, adversa, inconveniente y señalada como inmoral, de conformidad con pautas de vida internalizadas como propias. El ejemplo revela como los sueños emergen, entre otras funciones, para compensar las deficiencias reflexivas de actitudes conscientes, condicionadas por la emoción, los sentimientos o las falsas percepciones, voluntarias o involuntarias, de la realidad. De modo diferente, los sueños prospectivos, muestran los posibles escenarios de una realidad en curso y cambiante. De modo eventual y extraordinario cumplirían funciones anticipatorias de un suceso acaecible, acaecido o aconteciendo en la conceptuada realidad física e incluso en una realidad metafísica, como son los posibles efectos y algunos resultados del pensamiento, e incluso de estados anímicos asociados con el acontecer de toda existencia. Resulta claro, para cualquier mortal, su autonomía, con respecto a la conciencia. Es frecuente reconocer en ellos su relación con impresiones emotivas, situaciones conflictivas, antecedentes o latentes, expectativas, residuos de recuerdos, deseos, pensamientos antecedentes, correspondientes al día o a esa misma noche, antes de iniciado el sueño y estados anímicos de cualquier intensidad. Asimismo, los sueños prospectivos, suelen presentarse con motivo del inicio de un nuevo ciclo vital: al inicio de una carrera profesional, un matrimonio o un gran proyecto. Emergen para mostrarnos las posibles sendas por las cuales avanza o puede avanzar ese nuevo momento. En lo personal, me permito testimoniar la ocurrencia, los días finales y primeros de cada año, de sueños en los cuales puedo observar posibles situaciones por venir, en términos de varios meses. Las sucesivas experiencias me permitieron reconocer, en el tiempo, su mera condición de hechos probables. Algunos de los cuales reproducían, con cierta verosimilitud, sucesos previamente soñados. Es curioso y fascinante observar como ellos pueden suministrarnos, casi a diario,[1] información sobre de la vida interior o de la rutina laboral. Suele ocurrir que el inconsciente se atasque en temas de desagradable interés. De modo eventual, información externa y ajena o escasamente vinculada con su mundo más próximo del soñante.

Los sueños conceptuados como premonitorios,[2] corresponden a una percepción psíquica extraordinaria, y por tal, a una indiscutible categoría. Su especial circunstancia, suele estar asociada, en la mayor parte de las veces, con elementos de revelación y con eventos de carácter extraordinario, junto con una fuerte vivencia emocional o afectiva.

Más adelante, narramos un sueño, con carácter de revelación, en el cual se nos informa, inscripta en piedra, con una fecha precisa, el día en la cual habría de ocurrir un terremoto en Turquía. Como su significado lo indica, este sueño presagiaba, en este caso, sin lugar a dudas, su ocurrencia. A este respecto, se podría decir que lo premonitorio, también podría revelarse con elementos naturales y plenos certeza o de la humana duda. En cierta ocasión, soñé con el rostro oscuro, los ojos cerrados y la boca abierta de un hombre, cuyo cuerpo yacía en una canoa, sobre la superficie de un precario lago, de aguas también oscuras. Ante esa imagen, una voz me nombraba, como dudando o como quien intenta recordar, dos fechas probables de su posible deceso. Uno o dos días después de ese sueño, llegué de modo accidental e imprevisto, hasta la habitación de un hospital, donde se encontraba el cuerpo de Manuel Carreño, amigo y padre de mi primera esposa. En ese momento, reconocí la posición de la cabeza y la boca abierta del hombre tendido en la canoa. Quince días después, de modo congruente, con una las fechas numeradas, ocurrió su deceso. Otro rasgo del sueño “premonitorio” es la intensidad afectiva de su vivencia, en el cual nuestro normal comportamiento, ante la realidad, puede verse desdibujado por la angustia o por el llanto. Es un momento en el cual la conciencia del individuo, puede auto percibirse como poseída por un ser distinto, atípico y ajeno del natural carácter del soñador. En medio de una vivencia, altamente emotiva podría reconocerla, no obstante, como un poco exagerada. El soñador podría preguntarse con asombro, por ejemplo, ¿por qué lloro de este modo?, junto con una sensación intuitiva de revelación. Valgan dos ejemplos de sueños, uno propio y otro ajeno, con una estructura onírica parecida, en los cuales estuvieron presentes la angustia y el llanto. En el primer sueño, ocurrido el 26-10-2018, me vi llegando a un lugar bien iluminado con luces blancas, el cual es referido como el Banco Central de Venezuela. Entro y veo en carteleras electrónicas la disminución, de modo muy grave, de los recursos provenientes de la producción petrolera venezolana. Ante lo cual, con la bajada vertiginosa de cada cifra, se escucha el rumor sostenido de los allí presentes: ¡Ooooh, ¡Ooooh! ¡Ooooh! Estoy asombrado y me siento a revisar documentos o papeles en el mobiliario de una gran sala, también iluminada con luces blancas, como el ambiente de una biblioteca. La sala es muy grande y soy uno de muchos. En otro momento, me percibo desplazándome con una mujer elegante, de notoria edad, pelo corto, parecida a la respetable señora Ruth, antigua Directora del BCV. Hemos decido salir juntos en plan amoroso. Vamos desplazándonos en bajada por una carretera de pueblos y nos adentramos en un país miserable: “africano”, -me dicen- o también entiendo en el sueño: “haitiano”. Sigo adentrándome solo y ya no veo a la mujer. Sigo y me veo caminando. Luego me veo regresando, resbalo y caigo al suelo. Se ensucia mi pantalón por el alquitrán existente en esa calle. Me entristezco porque termina mi ilusión amorosa. Me vuelvo a conseguir con mi postulada amante y vamos de regreso. Ahora voy manejando, y la mujer junto con otra persona está detrás en el auto. Hablan de economía. Ella habla sobre la gravedad de lo que puede pasar, ante lo cual les digo que la contracción económica puede ser extremadamente más grave que lo supuesto por ellos. Ante mi intervención se asombran de mi autoridad, como conocedor de lo que estoy diciendo. Llegamos nuevamente a las puertas de una fachada de concreto, vista de perfil, con porche (un alero grande) del Banco Central. Allí nos enteramos de que estaban sacando a los empleados. “Nos están sacando casi a patadas” (con esta misma expresión). Vamos hacia el lugar de una calle y estaciono el vehículo de mi amante detrás de otro. Me resulta difícil acomodarlo e incluso golpeo un poco el faro izquierdo tratando de estacionarlo. Para asegurarlo trato de reparar el resorte de un candado con mi dedo índice. Logro repararlo y cerrar el candado. Tengo en mis manos un manojo de llaves. Entramos al banco tres personas, y con cierta inseguridad creo que no me dejaran entrar a un sótano en donde, quienes están conmigo, comienzan a mover, colectar y recoger cúmulos de grandes cantidades de jabón en polvo. Salgo del banco y me consigo a un gran amigo, Gustavo Adolfo (fanático de la actual política nacional). Lo saludo e intento abrazarlo y me niega el saludo. Luego vamos viendo, desde un vehículo en marcha, a otro modesto vehículo estacionado y me dicen que es el auto de uno de los directores, emocionalmente percibido como de cuarta categoría. Tengo el sentimiento de que el banco ha quedado vaciado de personas y con un director con condición de conserje. El sueño se desarrolló dentro de una penumbra de anochecer.

Contextualización o interpretación:

Este extenso sueño, prospectivo, fue revelador de un sentimiento de incertidumbre, posterior a las elecciones adelantadas de mayo de 2018. El sueño anticipó una nueva situación financiera, derivada de una nueva y persistente caída de la producción petrolera desde el año 2013, junto con una nueva e imprevista situación porvenir, vinculada con sanciones económicas a las cuales fue sometido el país en el mes de febrero del año 2019. Palabras clave del sueño (africano, haitiano) semejan símiles ponderables en cifras estadísticas en términos de alimentación, desnutrición, salud, educación, pobreza. Revelan la capacidad perceptiva y anticipadora del inconsciente. La relación amorosa pareciera sugerir la necesidad de establecer conexiones, “apareamientos” entre las realidades diferentemente percibidas. Otros símbolos como el de la conversación de los funcionarios del Banco Central en el auto, revelan el grado de ignorancia e imprevisión de los funcionarios que allí han estado. El manojo de llaves significó la oportunidad de conocimiento de la situación en curso, de los cuales nos fuimos enterando a través de los medios de comunicación, sobre irregularidades y delitos financieros conceptuados como lavado de dinero (jabón) y sus protagonistas (los manejos financieros ilegales del director de Banco Central; junto con el hecho cierto y luego confirmado de que el Banco Central fue vaciado de funcionarios competentes, en las semanas siguientes, para proceder a manejarlo fuera de todo criterio fundado en la ciencia económica y dentro de las reglas financieras y legales internacionales. Luego del sueño pensé vagamente en que nos encaminábamos hacia un estado de pauperización. La relación de hechos observados durante las semanas posteriores al sueño, verificables a través de investigaciones periodísticas publicadas por medios digitales españoles, venezolanos, argentinos y colombianos como ALnavio, Konzapata, El pitazo, entre otros medios), nos revelaron esa capacidad asombrosa de inconsciente para percibir, describir, comparar e interpretar situaciones inimaginables, en curso y porvenir.

 

 

Segundo sueño.

Sueño de mi esposa, desplazándose hacia Catia zona pobre del Oeste de la ciudad (viernes 17 de enero de 2019). “Soñé con que nos vamos desplazamos hacia Catia en un vehículo sin forma, y en malas condiciones, el cual se movía como en círculos por una zona casi despoblada, por una vía de carretera o vía perimetral sola, de las que conducen hacia una zona poblada. La vía por la cual nos desplazábamos era entre carretera y avenida. Estábamos en un alto y nos veíamos descendiendo hacia ese lugar, el cual nos preocupaba por su pobreza. Era un lugar como o con edificaciones creadas para damnificados en zonas despobladas. En el punto en el cual estábamos podía observar zonas de gente muy pobre. La vía por la cual nos desplazábamos era similar o topográficamente a una vía que conduce hacia Catia desde el Junquito, sin ser una zona tan poblada de barrios. Luego nos vemos sin el vehículo, caminando y desplazándonos con cierta cantidad de equipaje medio como de tres morrales que se pueden llevar sin agobio; y nos desplazamos con una perra negra de nombre Andra. La perra nos preocupaba porque se comportaba con cierta indocilidad o con disposición para la agresividad. También teníamos el temor de que se alejara y se perdiera. En algún momento nos percatamos de que ahora disponemos de un camión 350. En el sueño yo digo, no, este es un camión 350. Un camión con su plataforma, pero lo veía con sus barandas por un lado y por otro solo la plataforma. El vehículo lo empezamos a tener cuando hemos llegado propiamente a Catia. A Catia no la visualizaba, como es realmente, de calles pobladas y estrechas. Era algo poblado, pero el lugar al cual llegamos era una calle más ancha y de asfalto más irregular, rugoso, con piedras incrustadas. Se veía bastante población y nos preocupaba la inseguridad. Yo nunca manejé el camión. El camión lo estacionamos en una esquina, como montado en la acera, porque las aceras eran pavimentadas y anchas y seguimos a pie. Y seguimos resolviendo en lo que estábamos, pero pendiente del vehículo y de Andra. Hubo un momento en que nos alejamos del vehículo y dije, vamos a estar pendiente del vehículo porque es un recurso con el que contamos. En dos oportunidades lo vigilé. En una lo vi, pero en otra no porque estaba un poco alejado, me angustié mucho, pero presté más atención y logré confirmar que si estaba. En el sueño estábamos Henry y yo. Pero, pienso que podría estar otra persona como mi mamá o mi abuela. Aunque no las vi.”.

Interpretación:

El extenso y minucioso sueño de mi esposa, no significó para ella nada más que una anécdota mañanera, sin considerarlo contentivo de alguna interesante metáfora acerca de cómo no hemos ido descendiendo, empobreciéndonos, y de cómo podría continuar empeorando nuestra situación en la anómala Venezuela de estos tiempos. Conduciendo inicialmente un vehículo que parece significar nuestro truncado proyecto de vida, avanzando sin avanzar, desplazándonos en malas condiciones de existencia, sin horizontes, con ridículas, o simbólicas, inoperantes condiciones salariales, asociadas con la situación inflacionaria y de miseria del país. Un vehículo que no se desplaza hacia ningún lado, sino que parece girar en la miseria, como el país. Aunque dotados de un equipaje liviano vinculado con nuestra condición profesional, cual es lo que traemos en nuestro esencial “equipaje” de vida: conocimientos, experiencias y capacidades. Tal vez o de hecho protegidos por los llamados dioses tutelares, representados por la imagen protectora y dispuesta a la lucha por la vida, en los instintos del animal. La protección del arquetipo materno representado por su madre y todo lo concerniente a ella, como la familia. Los recursos materiales y las fortalezas de ésta, representados en vehículo 350 con una plataforma de hierro, pero con lados inseguros, indeterminados e imprevisibles, como la vida misma. Una pregunta pertinente, con relación a este tipo de sueños, es, ¿Cómo asumir con naturalidad o sin asombro, la capacidad del inconsciente, y con él de los sueños, para reconocer el posible curso de la realidad en un trecho determinado o indeterminado de aquello que entendemos como tiempo?



[1] Mi actividad onírica regular (el último sueño antes de despertar) comprende un tipo de sueños, los cuales, no siendo pre-cognitivos, como las personas lo interpretan, me mantienen informado de cosas importantes o de trivialidades vinculadas con mi vida laboral y doméstica, acerca de sucesos de probable ocurrencia ese día o los siguientes. Una posible reunión, un evento inusual, el encuentro con una determinada persona, una percepción sobre mí. En el lenguaje de los símbolos oníricos, para la mayoría de las personas, puede carecer de importancia, sentido o de significado.        

 

[2] Premonitorio, conforme a su significado, es “una sensación o percepción psíquica, sin base real conocida, que informa de un hecho que ocurrirá, por extensión presentimiento y advertencia moral”     

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