DOMINAR
Y CREAR NUEVAS
CAPACIDADES PARA
LA MÁS AMPLIA
APLICACIÓN DEL
CONOCIMIENTO EN
LAS TELECOMUNICACIONES
Henry Tovar
El
importante y continuo crecimiento de las Tics
desde finales de los años noventa, viene planteando la
necesidad de reconfigurar nuestras
formas de conocer
y producir en
un sector tecnológico
que ofrece grandes posibilidades de desarrollo, en términos de
bienestar humano y económico. Estas
oportunidades plantean la obligación
de repensar los modos como nos
relacionamos y adquirimos,
o
no, capacidades para el desarrollo científico y tecnológico.
Se
señala que la apropiación del conocimiento, está esencialmente
vinculada
con tres nociones: Como
forma de difusión a
través de diversas formas de comunicación;
como forma de transferencia
y adquisición
para
su
aplicación y
como construcción social, en
la cual múltiples actores interpretan, decodifican información,
reacomodan
y reproducen nuevas formas de conocimiento.
La
primera requeriría medios de difusión adecuados para
su mera redifusión.
La segunda la asimilación y su regular
adaptación
con la transformación de ciertas
prácticas.
La tercera, adaptación crítica y con ella la creación
de
nuevas, distintas
y
múltiples capacidades,
a
través de la formación de nuevas industrias,
empresas y productos.
Esta
última se señala, es la posibilidad más ambiciosa, cuya
problematicidad permite preguntarnos si, están, particularmente,
nuestras universidades nacionales y
centros de investigación,
en capacidad de realizar esa adaptación crítica.
¿Puede
señalarse que las universidades nacionales
y
los centros investigación
producen
o
se apropian realmente del
conocimiento
como
forma
posible de construcción
social?
Cuando
observamos que la mayoría de las universidades nacionales no
producen sistemáticamente investigación y
conocimientos,
o que las carreras de pregrado están
concebidas dentro formas de repetición de aprendizajes, para la
formación profesional requerida por el mercado de trabajo, es
irremediable pensar en la necesidad de revertir estas orientaciones.
La
posibilidad de producir apropiación del conocimiento por la vía de
la construcción social, supone la capacidad de observación,
difusión
y adaptación
continua
del ámbito educativo, para
ir al ritmo de las
dinámicas internacionales y de las
transformaciones que
en ellas suscitan.
Esta exigencia implica la necesidad
de generar formas sistemáticas de acopio de información;
formas
regulares de intercambio de conocimiento y colaboración, junto con
dinámicas
para
la reconfiguración y producción de
contenidos de aprendizaje.
¿Qué
impacto y cuál trascendencia tuvo sobre las universidades
nacionales la observación sobre el crecimiento y la importancia de
las tecnologías de la información y la comunicación, y de modo
particular el crecimiento registrado por las telecomunicaciones en
Venezuela?
¿Cuál
impacto las políticas públicas definidas en el Plan de la Patria
con relación a la posibilidad de desarrollar una actividad
científica y tecnologica, transdisciplinaria, vinculada con la
estructura productiva con efectiva transferencia de conocimientos
para
la soberanía tecnológica?
Cuando
se observan la cantidad de postgrados autorizados
a las universidades privadas, entre 1996 y 2015 por el Consejo
Consultivo Nacional de Postgrado, queda la desagradable percepción
de estas universidades, en general, están al margen de los
problemas del desarrollo y de la generación y aplicación del
conocimiento. Que el CCNP hubiere aprobado en diecinueve (19) años
191 programas y dentro de ellos cuarenta y nueve (49) maestrías y
seis (6) doctorados a veinte universidades privadas, testimonia el
deplorable estado de la producción de conocimiento por
universidades privadas en Venezuela. Entre otras lecturas, podría significar que las universidades privadas tienen muy poco interés por la producción y la aplicación de conocimientos. Pero además, el problema de la generación y aplicación del conocimiento tiene otras aristas, como la escasa producción de conocimientos en el pregrado, para su aplicación en la producción de ciencia y tecnología.
Institución
|
Esp.
Técnica
|
Especialización
|
Maestría
|
Doctorado
|
TOTAL
|
1
|
24
|
14
|
2
|
41
|
|
0
|
5
|
3
|
0
|
8
|
|
0
|
8
|
2
|
0
|
10
|
|
0
|
1
|
1
|
0
|
2
|
|
0
|
11
|
0
|
0
|
11
|
|
1
|
4
|
5
|
1
|
11
|
|
0
|
14
|
7
|
2
|
23
|
|
1
|
2
|
3
|
1
|
7
|
|
0
|
12
|
2
|
0
|
14
|
|
0
|
1
|
0
|
0
|
1
|
|
0
|
0
|
1
|
0
|
1
|
|
0
|
20
|
5
|
0
|
25
|
|
0
|
2
|
1
|
0
|
3
|
|
0
|
2
|
0
|
0
|
2
|
|
3
|
8
|
2
|
0
|
13
|
|
0
|
7
|
2
|
0
|
9
|
|
0
|
7
|
0
|
0
|
7
|
|
0
|
2
|
0
|
0
|
2
|
|
0
|
0
|
1
|
0
|
1
|
|
TOTALES
|
6
|
130
|
49
|
6
|
191
|
Hace ya casi veinte años que en la Conferencia Mundial sobre Educación (1999) realizada en París, se señaló la necesidad de que las universidades no sólo utilizaran el conocimiento, sino que también lo produjeran, por la evidencia de un ṕroblema que no es propio de las universidades nacionales
Programas
de Postgrado Autorizados por CNU
en Universidades Oficiales Desde 01/01/1996 hasta la Fecha 29/10/2015
en Universidades Oficiales Desde 01/01/1996 hasta la Fecha 29/10/2015
Institución
|
Esp.
Técnica
|
Especialización
|
Maestría
|
Doctorado
|
TOTAL
|
0
|
54
|
24
|
10
|
88
|
|
4
|
32
|
29
|
18
|
83
|
|
0
|
47
|
32
|
14
|
93
|
|
2
|
9
|
10
|
4
|
25
|
|
4
|
24
|
10
|
9
|
47
|
|
2
|
18
|
3
|
4
|
27
|
|
0
|
25
|
14
|
4
|
43
|
|
0
|
72
|
44
|
11
|
127
|
|
0
|
11
|
18
|
1
|
30
|
|
0
|
6
|
10
|
0
|
16
|
|
0
|
4
|
2
|
0
|
6
|
|
1
|
4
|
10
|
4
|
19
|
|
3
|
20
|
17
|
12
|
52
|
|
3
|
4
|
5
|
0
|
12
|
|
0
|
3
|
6
|
2
|
11
|
|
0
|
0
|
0
|
1
|
1
|
|
0
|
3
|
2
|
0
|
5
|
|
0
|
1
|
2
|
2
|
5
|
|
0
|
2
|
3
|
0
|
5
|
|
0
|
7
|
8
|
3
|
18
|
|
1
|
7
|
7
|
2
|
17
|
|
0
|
1
|
1
|
0
|
2
|
|
0
|
0
|
2
|
0
|
2
|
|
TOTALES
|
20
|
354
|
259
|
101
|
734
|
Con relación a las universidades oficiales, se observa que de los setecientos treinta y cuatro (734) programas autorizados por el CCNP, desde 1996 hasta el año 2015, seiscientos treinta (634) o su equivalente el 87% corresponden a once (11) de las veintitrés universidades oficiales. Con relación a los programas de doctorado, noventa (89%) corresponden a nueve universidades de entre veintitrés, dentro de las cuales seis (6) carecen absolutamente de algún programa del mismo nivel.
La posibilidad de apropiación y aplicación del conocimiento tecnológico, supone la existencia o la necesidad generar nuevas capacidades, no estrictamente tecnológicas, vinculadas con:
Primero:
La
capacidad
para observar sistemáticamente, seleccionar
y procesar información relevante,
relacionada
con nuestras más auténticas
necesidades nacionales
de
producción científica y tecnológica,
incluidas
las capacidades para hacer auto-sostenibles, económicamente,
proyectos, para la creación
artefactos
tecnológicos.
Se
podría señalar que uno de nuestros más perentorios retos es
sistematizar la búsqueda
y
la divulgación del conocimiento. No pareciera una exageración
decir vivimos “cojeando” por la ausencia de información
sistemática extraída de diversas fuentes vinculadas con la
producción de conocimientos, a través de la realización regular
de encuestas, estudios y la publicación regular de artículos en
revistas, adquisición y la divulgación sistemática
de libros.
Segundo:
Capacidad
para
articular y compartir conocimientos con quienes lo producen y donde
se producen. Las
universidades y los centros de investigación no constituyen las
únicas fuentes de conocimiento. Las empresas también producen
conocimiento
en las líneas y
talleres de producción.
En
consecuencia, no está demás repetirlo, es necesario aproximarse al
aprovechamiento sistemático de
las fuerzas entroncadas en el llamado Triángulo de Sábato.
Dicho
de otro modo, la
articulación
entre las
fuerzas
directivas,
cognitivas
y
productivas
(incluidas
las fuerzas internas del capital financiero: capitales nacionales,
organismos financieros de ayuda y cooperación científica
internacional, fondos de financiamiento binacionales para el
desarrollo.
Un
ejemplo de estos formas de financiamiento lo constituye el programa
Prometeo, desarrollado
por el gobierno de la república del Ecuador desde al año 2011, con
un financiamiento de 78,000,000 de dólares financiados por el Banco
Interamericano de Desarrollo para la implementación de varios
programas sociales, dentro de los cuales el más importante
corresponde al Proyecto Prometeo con el cual se pretende
incrementar las capacidades de producción
y aplicación de conocimientos orientados al desarrollo humano,
económico y social.
Tampoco
es incierto decir, que nuestras capacidades de intercambio
internacional están mermadas y que se requiere restablecer el
intercambio frecuente. No debemos descuidar los programas de
intercambio académico de estudiantes, profesores e investigadores,
para los cuales se requiere recomponer mecanismos de intercambio y
repensar en las fuentes de recursos que lo hacen posible.
Tercero:
Capacidad
de movilidad curricular y
adaptación crítica de conocimientos transferidos o
apropiados,
ante
la emergencia constante y variante de tecnologías.
Se
podría decir sin temor de exageración, que nuestras universidades
tienden a la repetición curricular de propuestas que vegetan
durante más de dos o cinco años, además
de repetir conocimientos, fundamentalmente
en los pre-grados,
sin
que estos reproduzcan nuevas
posibilidades
de re-configuración
del
conocimiento
y nuevas teorías.
En
el plano de la producción de artefactos no
logramos deslastrarnos de programas de ingeniería diseñados
e implantados, desde el exterior, para
el mantenimiento de la
maquinaria y los equipos que
otros países producen, lo
cual forma parte del conocido colonialismo cultural, del
cual no logramos liberarnos.
Cuarto:
Capacidad
para
producir cambios culturales orientados hacia la
producción
y aplicación de
más
conocimiento y menor
creación de programas y
certificados, para la auto-satisfacción y
el ego académico.
Un
gran número
de
programas de postgrado de las universidades públicas (con sus
excepciones) y privadas, casi totalmente, no están orientados
hacia la generación de nuevos
conocimientos
y aplicaciones, sino hacia la formación profesional para la
acumulación de grados, méritos curriculares y la competencia
laboral. En consecuencia, urge redefinir patrones culturales que
contribuyen
a perpetuar
nuestro atraso científico, tecnológico
y humanístico.
Quinto:
La producción de conocimientos debe estar en armonía con las
exigencias de un mundo hipercomplejo, en el cual es necesario
superar el parcelamiento del conocimiento. Tanto en la Conferencia
Mundial de Ciencia, realizada en Hungría en 1999, como la
Conferencia Mundial de la Educación, realizada en París durante el
mismo año, se planteó la necesidad de intensificar esfuerzos
interdisciplinares para la producción y aplicación del
conocimiento.
En otro artículo hemos señalado que, del
conocimiento, propiamente universitario, se espera que sea
interdisciplinario, pluridisciplinario y transdisciplinario, y no
sólo disciplinario. Valga decir que, requiere de la transferencia
de conocimientos entre disciplinas distintas y del estudio de los
problemas de una disciplina a través del concurso
de otras. Esta exigencia es válida para
centros de investigación, universidades, plantas de producción
industrial y cualquier ámbito humano donde se conjuguen esfuerzos
para lograr nuevas capacidades cognitivas y productivas para ser
puestas al servicio de la del desarrollo humano, la naturaleza y la
sociedad.
Diremos
finalmente, con relación a la necesidad de desarrollar el sector industrial de las telecomunicaciones que,
la
aplicación del conocimiento tiene como premisa su producción, pero
también del
aprovechamiento de determinados
aprendizajes.
¿Cómo hicieron los países asiáticos para lograr cierta
supremacía en la producción de artefactos tecnológicos? Cuánta
de esa reproducción tecnológica
les llegó por la vía de la transferencia de conocimiento y cuánto
por la reproducción y copia de conocimientos existentes? El camino
para la generación de conocimientos propios y aplicaciones,
transita, necesariamente, por los buenos ejemplos de los países
asiáticos. Tenemos la necesidad de revisar nuestras concepciones
sobre lo que significa la copia y la innovación. La mayoría de los
productos tecnológicos, patentados, no son
sino
la reproducción de un conocimiento con el agregado de una
innovación, cual es lo
que certifica la patente. Revisemos pues, nuestros criterios
sobre la reproducción de artefactos para
la producción
y el significado práctico y
competitivo de
las innovaciones tecnológicas en
el contexto de perentorias necesidades de industrialización.
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